Más de 800 millones de personas utilizan ChatGPT cada semana, los expertos advierten sobre el impacto en el pensamiento crítico

Más de 800 millones de personas utilizan ChatGPT cada semana, los expertos advierten sobre el impacto en el pensamiento crítico
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Más de 800 millones de personas utilizan ChatGPT cada semana para responder preguntas, completar tareas y tomar decisiones, según datos recopilados por TIME. Esta cifra refleja la magnitud de la revolución que la inteligencia artificial (IA) está creando en la vida cotidiana, con una adopción acelerada en escuelas, universidades y lugares de trabajo de todo el mundo.

A medida que la tecnología avanza rápidamente y las inversiones multimillonarias impulsan el desarrollo de sistemas cada vez más sofisticados, existe una creciente preocupación sobre cómo aprovechar estas herramientas sin perder la autonomía personal ni sacrificar el pensamiento crítico.

El fenómeno de la inteligencia artificial, con su expansión global e influencia transversal, plantea desafíos sin precedentes. Los expertos consultados por TIME coinciden en que la clave para beneficiarse de la inteligencia artificial reside en aprender a interactuar conscientemente con estos sistemas, evitando que sustituyan el juicio individual.

El profesor Daniel Litt de la Universidad de Toronto señala que el rendimiento de los modelos de IA es inconsistente, ya que pueden sobresalir en tareas complejas y fallar en las más simples. Además, los límites de lo que pueden y no pueden hacer cambian constantemente, lo que requiere una actitud de experimentación continua por parte del usuario.

Ethan Mollick, profesor de Wharton y autor de un libro sobre colaboración en IA, recomienda dedicar unas horas a probar diferentes modelos para identificar cuál se adapta mejor a sus necesidades personales. “Utilice uno durante diez horas y sabrá a qué preguntas obtendrá buenas respuestas”, le dice Mollick a TIME.

El especialista aconseja probar con las áreas que el usuario domina, corregir los errores observados y, si el modelo aún no da resultados satisfactorios, volver a intentarlo al cabo de un tiempo porque las actualizaciones son frecuentes.

Mollick, al igual que otros usuarios avanzados, utiliza diferentes modelos según la tarea: uno para programación y otro para redacción editorial. Además, destaca el valor de aprovechar funciones que permiten enviar imágenes o notas de voz, lo que amplía el contexto y mejora la calidad de las respuestas.

Sin embargo, existen limitaciones para acceder a los modelos más avanzados. Las versiones gratuitas de OpenAI, Anthropic y Google imponen límites de uso diario, tras los cuales el sistema recurre a modelos menos potentes o requiere esperar a que se restablezca la cuota. Las suscripciones para los modelos de mayor capacidad comienzan en 20 dólares al mes, lo que supone una barrera económica para algunos usuarios.

Fortalezas y límites de la inteligencia artificial

En cuanto a las ventajas de la inteligencia artificial, Scott Aaronson, profesor de informática de la Universidad de Texas en Austin, señala que estos sistemas ofrecen respuestas casi instantáneas, procesan grandes cantidades de información contextual, no se cansan y tienen acceso a vastos repositorios de conocimiento humano.

“Si la respuesta no es buena, puedes pedir una aclaración y mejorar lo que necesitas; el ciclo de retroalimentación es muy rápido”, le dice Aaronson a TIME. Anne-Laure Le Cunff, neurocientífica del King’s College de Londres, añade que la IA puede analizar todos los documentos y notas que proporciona un usuario, ofreciendo comentarios personalizados que ningún colaborador humano podría igualar en términos de memoria y contexto.

Sin embargo, Le Cunff advierte contra la “ilusión de impulso creativo” que puede generar la inteligencia artificial, ya que la interacción constante puede dar una sensación de progreso cuando en realidad sería más productivo hacer una pausa y dejar que el cerebro procese la información de forma natural.

Alison Gopnik, profesora de psicología de la Universidad de California, Berkeley, compara la inteligencia artificial con una técnica avanzada para acceder a información generada por otras personas, que funciona como sofisticados motores de búsqueda capaces de encontrar contenidos de alta calidad que pueden pasar desapercibidos con los métodos tradicionales.

Pese a estas ventajas, los expertos insisten en la importancia de mantener el pensamiento crítico y no rendirse por completo a la IA. Le Cunff utiliza estos sistemas como interlocutores para identificar sesgos o puntos ciegos en su pensamiento, pero nunca para crear material desde cero. Mollick enfatiza que el aprendizaje reside en el proceso, no en el resultado: “Si delegas la redacción de ensayos, no aprenderás nada”.

Litt está de acuerdo: “La IA no puede entenderte”. Aaronson, por su parte, enfatiza que en casi ningún campo confiaría en una respuesta de IA sin aplicar su propio criterio, ya que estos sistemas a menudo pueden estar equivocados y aun así parecer convincentes.

La verificación del origen es otro aspecto fundamental. Desde la llegada de los modelos de razonamiento y la capacidad de la mayoría de las IA para buscar en Internet, es posible buscar referencias para cualquier afirmación. Los expertos consultados por TIME recomiendan seguir siempre la fuente y verificar personalmente la veracidad de la información.

Recomendaciones de uso responsable y restricciones personales

En la interacción cotidiana, Mollick sugiere tratar a la IA como si fuera una persona, incluso si no lo es, haciendo preguntas de seguimiento, señalando errores y discutiendo cuando no se está de acuerdo. Cada intercambio proporciona contexto adicional y mejora la calidad de la respuesta.

Sin embargo, Gopnik advierte de la necesidad de fijar límites claros para no caer en la manipulación. “Puedes pensar en una relación con ChatGPT como una relación con un amigo imaginario”, explica el psicólogo a TIME. La clave es no confundir la naturaleza ficticia de la inteligencia artificial con una relación real, ya que esto puede generar problemas.

Establecer límites personales es esencial, especialmente cuando la IA se utiliza para tareas íntimas como escribir panegíricos fúnebres, discursos de boda o cuentos infantiles. Mollick señala la necesidad de decidir qué aspectos de la vida son demasiado personales o sagrados para delegar en la IA, y comparte su regla general: escriba siempre sus textos antes de consultar la IA y nunca la utilice para calificar los trabajos de los estudiantes.

Además, advierte del riesgo de caer en bucles de consulta entre diferentes modelos para evitar la toma de decisiones y recomienda utilizar la propia experiencia para resolver estos dilemas.

Finalmente, el uso de la inteligencia artificial como apoyo emocional plantea preguntas sociales que siguen sin respuesta. Aunque cada vez más personas recurren a estos sistemas en busca de comodidad, los expertos aconsejan cautela y recuerdan que la inteligencia artificial no debe sustituir el contacto humano.

Como concluye Mollick en TIME, hay áreas de la vida en las que la intervención humana sigue siendo esencial, y cada usuario debe decidir hasta qué punto permite que la inteligencia artificial forme parte de su experiencia personal.

ComputadoraHoy

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