Cuando el patriotismo se va de vacaciones
En San Andrés, donde el mar es más colombiano que el café de Juan Valdez, aparece Harold Bush Howard, un sanandresano que, en lugar de defender la soberanía de su tierra, parece más interesado en tender puentes con Nicaragua. Sus propuestas de diálogo y cooperación con el régimen de Ortega han generado más ceños fruncidos que aplausos. Mientras muchos isleños luchan por mantener su identidad y derechos, Harold sugiere que la solución es acercarse a quienes han disputado nuestras aguas y recursos.
¿Diálogo o rendición disfrazada?
Harold propone que San Andrés negocie directamente con Nicaragua, como si se tratara de una charla entre vecinos y no de una disputa internacional. Olvida que, en 2012, la Corte Internacional de Justicia falló en contra de Colombia, y ahora sugiere que aceptemos esa pérdida y busquemos acuerdos con quienes se beneficiaron de ella. Es como si, después de que te roban la bicicleta, invitaras al ladrón a tomar café para discutir cómo compartirla.
El pueblo raizal merece respeto, no concesiones
Harold argumenta que este acercamiento es en beneficio del pueblo raizal, pero muchos en la isla ven esto como una traición a su identidad y derechos. En lugar de fortalecer la posición de San Andrés dentro de Colombia y exigir al gobierno nacional que cumpla sus promesas, propone mirar hacia Nicaragua, un país con un historial cuestionable en derechos humanos y libertades.
Más firmeza y menos concesiones
San Andrés necesita líderes que defiendan sus intereses con firmeza, no que propongan concesiones disfrazadas de diálogo. Es momento de exigir al gobierno colombiano acciones concretas para proteger la soberanía, cultura y derechos del archipiélago, y no de buscar soluciones que podrían poner en riesgo nuestra identidad y autonomía.
