Una isla con calles heridas
Quien haya caminado por la Carrera 13, El Isleño, la Avenida Colón o el sector de Cove en San Andrés, sabe que algo anda mal. El asfalto deteriorado, los huecos y las obras inconclusas no solo afectan la movilidad de locales y turistas, sino que reflejan una situación aún más profunda: la corrupción que ha afectado a la infraestructura vial de la isla.
Estas calles son símbolo de una promesa rota. Y detrás de ese abandono hay nombres que la ciudadanía no olvida: Everth Hawkins, exgobernador del archipiélago, y la empresa contratista Arenca, que ha dejado proyectos inconclusos a pesar de haber recibido millonarios pagos.
Contratos jugosos, obras incompletas
Durante el periodo de gobierno de Hawkins, Arenca fue beneficiada con contratos por cifras que superan los miles de millones de pesos. El objetivo era mejorar las vías principales de la isla, proyectos clave para el desarrollo y bienestar de la comunidad. Sin embargo, la realidad fue otra.
Hasta la fecha, muchos de esos trabajos no han sido terminados y las explicaciones escasean. La empresa Arenca, en vez de entregar obras dignas y funcionales, se ha escudado en trámites y demoras. Mientras tanto, la comunidad paga las consecuencias: calles intransitables, negocios afectados y una creciente sensación de abandono.
Cuando la plata vale más que la gente
Lo más grave no es solo el desvío de recursos, sino el mensaje que deja esta situación: para algunos funcionarios y contratistas, el dinero público parece tener más valor que la calidad de vida de los isleños.
La falta de transparencia, sumada al silencio institucional, genera frustración e indignación. Hoy, los habitantes de San Andrés siguen esperando respuestas, pero sobre todo soluciones. La recuperación de estas vías no es solo una necesidad técnica, es un acto de dignidad.