No es solo machete y azada, es ciencia con sabor isleño
¡Ajá, mi gente del bush! Mientras algunos solo se ocupan de ponerle sombrilla al turismo, un combo de mujeres y hombres bien plantados está echando pa’lante un diplomado campesino con puro sazón isleño. ¿Los culpables? Raizal Youth y la Fundación Yunka Wasi, que con plata de cooperación internacional (¡sí, de la de verdad!) están sembrando algo más que yuca: están sembrando conocimiento.
Ya van por la tercera sesión, y esa gente anda tan aplicada que hasta las libretas botan hojas de tantas notas. ¿El tema? Agricultura amigable, no de la que contamina ni deja la tierra como parqueadero, sino de esa que respeta la raíz y el agua… lo poquito que nos queda.
De pacas, abonos y resistencia con sabor a isla
Entre pala y cuaderno, los participantes están aprendiendo a preparar abonos orgánicos y a usar pacas biodigestoras, como quien dice, hacer magia con lo que antes botaban. Y no solo eso, también se está hablando —y fuerte— sobre la creación de áreas ambientales comunitarias, pa’ que no llegue cualquiera con el cuento de “desarrollo” a querer pavimentar hasta las matas de matarratón.
La idea es clara: defender el territorio y la comida sin tener que pedirle permiso al que llega con maleta y aletas.
Medicina de monte y diplomas con alma de bush doctor
Y como aquí la sabiduría no solo se cultiva, sino que se comparte, también hubo espacio para aprender (y enseñar) sobre plantas medicinales. Todo con una metodología bien bacana: aprender haciendo, y deshaciendo mitos también.
Sergio Rojas, de Yunka Wasi, lo resumió clarito: “Aquí la gente resiste, siembra con poca agua, en tierra prestada, y aún así logra mantener viva la cultura”. ¡Eso no lo hace cualquiera, mi hermano!
En unos días viene el grado, y ahí se celebrará como debe ser, porque lo que esta gente está cosechando no es solo comida… ¡es dignidad!