San Andrés y las banderas de Nicaragua: ¿dónde está Francia Márquez?

San Andrés
Facebook
Threads
WhatsApp
X

La comunidad raizal, en silencio oficial y desconcierto

El pasado 20 de abril, la Isla de San Andrés vivió un episodio que dejó desconcertados a locales y turistas: cinco banderas de Nicaragua fueron izadas en zonas aledañas al Malecón, uno de los lugares más concurridos y simbólicos del archipiélago. La escena fue tan impactante como simbólica, pues despertó cuestionamientos profundos sobre el papel del gobierno nacional en la defensa de la soberanía colombiana y la atención a las comunidades insulares.

A pesar de la gravedad del suceso, ninguna autoridad nacional se pronunció, y el silencio se hizo más ruidoso desde la Vicepresidencia. La comunidad raizal, históricamente marginada, esperaba una reacción rápida y solidaria de la vicepresidenta Francia Márquez, quien ha hablado de justicia social y presencia territorial. Pero en este caso, brilló por su ausencia.

Francia Márquez y la desconexión con la isla

Desde su llegada al poder, Márquez ha prometido estar del lado de las comunidades olvidadas. Sin embargo, en San Andrés se percibe una creciente desconexión. En vez de responder al llamado de un pueblo que exige respeto, la vicepresidenta ha optado por adherirse a una doctrina ideológica que, para muchos isleños, pone la agenda del partido por encima de las necesidades reales del territorio.

Las críticas no se han hecho esperar. Varios líderes locales aseguran que, al momento de gobernar, los discursos de inclusión y reparación se desvanecen. La presencia de símbolos nicaragüenses en la isla no solo es un acto provocador, sino también una muestra del abandono estatal. La percepción es clara: la izquierda en el poder solo piensa en el pueblo durante las campañas, pero se aleja cuando llega el momento de actuar.

Un llamado urgente desde el Caribe

Este suceso debe ser más que una anécdota viral: es una alerta sobre el riesgo de perder identidad y control territorial. La comunidad sanandresana exige respuestas claras, presencia institucional y un compromiso real con su gente, no solo en los discursos, sino en las acciones.

San Andrés no puede seguir siendo una tierra olvidada. La soberanía nacional, el respeto a los raizales y la dignidad del archipiélago no pueden ondear al vaivén del viento político.

Noticias relacionadas