Decameron, OxoHotel y JetSmart se pusieron las pilas (y los guantes)
Marea de buena voluntad y arena sin mugre
Ajá, vea usté: el combo de Decameron, OxoHotel y JetSmart se fue de rumba, pero esta vez con bolsas negras en la mano y no con cocos locos. Se tiraron tremenda jornada de limpieza en la playa de San Luis, que parecía más un festival ecológico que un operativo ambiental. Funcionarios, turistas, pelaitos y hasta famosos con más filtro que conciencia, se sumaron al plan: limpiar el paraíso antes que lo tape la basura.
Chiquitos con conciencia, grandes con energía
Desde tempranito, cuando el sol apenas estaba estirándose, ya estaban todos enfilados, con su respectiva inducción. Que no se agache sin mirar, que el vidrio no se coge así, que ese plástico no va ahí… ¡un curso exprés pa’ no enredarse ni cortar dedos!
Y como lo bueno también se hereda, se sumaron los pelados del programa Guardianes Ambientales con el Jardín Botánico. Porque si vamos a sembrar conciencia, que sea desde las chancleticas.
Influencers: de las stories al servicio
¡Atención, faranduleros! Porque en esta limpieza también hubo caras conocidas. Que si la actriz de la novela, que si el influencer del TikTok, todos vinieron a dejar el show un rato y meterle mano a la arena. Uno que otro aprovechó pa’ la selfie con la bolsa llena, pero bueno… al menos recogieron algo.
Los voluntarios de Decameron, con su programa ‘Dona tus horas’, también dijeron presente. Que no solo de vacaciones vive el hotel, sino también de poner el pecho por la isla.
Playa limpia, mente sana
El botín (o sea, la basura) se dejó bien organizadito a la orilla de la carretera, esperando a que Trash Busters lo recogiera con el flow que los caracteriza. Todo esto, como parte de la campaña ‘San Andrés, tu propia isla’, que más que slogan, debería ser lema de vida.
Ana Lucía Giraldo, la dura de sostenibilidad de Decameron Colombia, lo dijo claro:
“Queremos que la gente entienda que cuidar el ambiente también es pasarla bueno. Esto es acción, no solo discurso”.
Pues eso, mi gente: si quiere una isla bonita, no solo cante, recoja. Y si no sabe por dónde empezar, ya sabe: ¡agarre una bolsa y súmese al próximo combito ambiental!
