La Unal le mete coco a la crisis de residuos en la isla
En San Andrés ya no hay espacio ni pa’ botar un chicle sin que le caiga encima una botella de plástico. El famoso Magic Garden, que de mágico solo le quedó el nombre, colapsó hace rato —desde 2019 pa’ ser exactos—, y desde entonces los residuos hacen fiesta por toda la isla.
Pero no todo está perdido, mi hermano. Un combo de cerebritos de la Universidad Nacional de Medellín le echó cabeza al tema y se vino con una tecnología que parece sacada de película: ¡convertir basura en materiales pa’ construcción! Sí señor, así como lo oye, ahora con la misma basura que nos ahoga podríamos estar levantando casitas.
De Magic Garden a fábrica de bloques
La cosa es así: la planta piloto, que ya está en pruebas, agarra plásticos, metales, cáscaras y hasta polvo de cemento viejo, los muele, los aprieta y les mete aglutinante… ¡y zaaas! salen bloques, adoquines y hasta paneles que uno puede usar pa’ construir sin tener que estar trayendo cosas del continente.
Y como todo en la vida buena necesita su combo, el parche lo armó la UNAL, la Empresa de Energía del Archipiélago (EEDAS SA), la Universidad del Cauca, la Cámara de Comercio y unos laboratorios con nombres bien rimbombantes… pero lo importante es que todos jalaron pa’l mismo lado, con apoyo de la comunidad.
Basura con futuro
El profesor Óscar Jaime Restrepo, que no se parece a MacGyver pero hace milagros parecidos, dijo que la idea era matar dos pájaros de un solo blocazo: bajar el basurero y de paso darle materiales baratos a la gente pa’ que construya en la isla sin tener que empeñar la hamaca.
¿Y lo mejor? Se ahorra hasta el 80% en arena y el 61% en agregados, que normalmente hay que traer de por allá bien lejos. En otras palabras: menos basura, más progreso, y si nos ponemos serios, hasta casita nueva podríamos tener con lo que antes tirábamos al zafacón.
Así que ya sabe, vecino: la próxima vez que vea una botella plástica flotando en la bahía, piense que eso podría ser el primer piso de su próxima casa.