Las tareas de ayuda humanitaria continúan este viernes en el norte de la isla de Filipina de Cebú, cerca del Epicent 6.9 de la Tierra, que golpeó el archipiélago el martes por la noche, con al menos 68 muertes y 366,000 afectadas, mientras que las réplicas que mezclan la región.
Lo que fue más influenciado por el agua potable, la comida, el refugio y la atención médica, subraya la Cruz Roja en un comunicado.
El terremoto ocurrió a las 9:59 p.m. Hora local (13:59 GMT) el martes a una profundidad de diez kilómetros a menos de veinte kilómetros de la ciudad de Dios, en el norte de la isla de CEB.
Según la última actualización de las cifras oficiales, el terremoto dejó al menos 68 muertos, a diferencia de 72 muertes de aquellos que informaron el jueves, y 559 heridos, excepto que golpearon a más de 366,000 personas, incluidas aproximadamente 77,000 desplazados.
“Las necesidades son inconmensurables”, dice Gwen Pang, secretario general de la Cruz Roja de Filipinas, en un comunicado.
Todas las familias permanecen de un terremoto en una tienda de campaña abierta o improvisada con plástico y plantas ubicadas al margen de la carretera que conecta a Bogo y la ciudad de Ceba, la capital de la provincia.
Ayuda
Irene Dlao, vicepresidenta del Departamento de Ayuda Social, indicó que las autoridades tienen la intención de establecer un punto para todos los desplazados.
“Entendemos que las réplicas son una de las razones por las que no quieren regresar a sus hogares. Proporcionamos tiendas de campaña y otros elementos para que tengan un lugar temporal para quedarse”, dijo Djamo a The ABS-CBN Channel.

Las réplicas permanentes continúan representando “la amenaza de seguridad y retrasar el trabajo urgente, requiere la Cruz Roja.
Alrededor de las 5:30 de hoy (21:39 GMT del jueves), la réplica de magnitud 5.3 ya cambió 33.5 kilómetros al este de Dios nuevamente cambió la región, según datos del servicio geológico de los Estados Unidos.
El daño a la infraestructura, con al menos 11 de los puentes afectados, es uno más desafíos que enfrenta una tarea humanitaria para el acceso a las áreas más lejanas de la ínsula, mientras que el equipo busca restaurar el servicio eléctrico y las telecomunicaciones.
Filipinas se basan en el anillo de fuego del Pacífico recolectado, una de las áreas con la mayor actividad sísmica y volcánica, donde se registran alrededor de 7,000 terremotos cada año, la mayoría de ellas intensidad moderada.



