“No es que estén embrujados, es que están cochinos”
Agárrense mis isleños, que del 4 al 6 de agosto los cayos más sabrosos de San Andrés estarán cerrados. Sí, Haynes Cay, Rose Cay y el balneario White Watta le pondrán candado temporal al turismo, y no porque los tiburones estén de huelga, sino porque la Gobernación Departamental decidió que ya era hora de meterle mano —y escoba— a estos paraísos naturales.
La cosa es seria, mi brother. Según la disposición 007 (no, no es James Bond, aunque debería), se harán jornadas de limpieza, recolección de residuos sólidos, embellecimiento y hasta aromatización (si alcanza el presupuesto), para que estos puntos turísticos vuelvan a brillar más que piña con sol.
La naturaleza también necesita su spa
Este cierre no es capricho de algún funcionario aburrido. Todo viene planeado desde enero, cuando se celebró el primer ‘Comité Local de Playas’ del año. Allá se sentaron los duros: Secretaría de Turismo, Planeación, Seguridad y Convivencia, DIMAR, Coralina, la Policía y hasta el vecino chismoso (mentira, ese no).
Entre soda y minuta, se pactó que estos cierres serán cada trimestre —febrero, mayo, agosto y noviembre—, como si fueran chequeos médicos para las playas. Así que si usted pensaba pegarse su baño espiritual en esos días, lo mejor es que se programe pa’ no quedarse con el calzón mojado en la orilla.
A cuidar lo que es de todos
La iniciativa no solo es ecológica, sino lógica. Porque, como dicen por ahí, “no se puede ordeñar la vaca sin darle pasto”. Nuestros cayos no son solo para tomarse la selfie o dejar el vaso plástico flotando. Son patrimonio ambiental y cultural del archipiélago, y toca cuidarlos como se cuida el fogón de leña en casa vieja.
Así que ya sabe, compa: si ve letrero de cerrado, no es que están rodando una película o que vino el presidente. Es que White Watta, Haynes y Rose están en modo spa, limpiándose el sudor de tanto turista y preparándose pa’ seguir siendo el orgullo isleño.
