Un espacio para aprender y compartir saberes
Con una apuesta por el conocimiento colectivo y la protección del medioambiente, un grupo de mujeres y hombres del campo en San Andrés participa activamente en un proceso formativo impulsado por Raizal Youth y la Fundación Yunka Wasi, con apoyo de Cooperación Internacional. La iniciativa, que avanza en su tercera sesión, busca promover prácticas sostenibles, mejorar los métodos de cultivo y fortalecer la soberanía alimentaria del archipiélago.
Durante esta etapa, los participantes han recibido talleres teóricos y prácticos sobre temas clave como la producción orgánica, la elaboración de abonos y el uso de pacas biodigestoras. Estas herramientas ecológicas permiten cultivar sin agredir el entorno, apostando por una agricultura más limpia y resiliente ante las limitaciones del territorio insular.
Tradición, innovación y defensa del territorio
Además del enfoque productivo, el diplomado abre espacios para reflexionar sobre la creación de áreas ambientales comunitarias. Se trata de zonas definidas por la población local como espacios sagrados, libres de industrias turísticas o urbanísticas, donde la prioridad es proteger lo que queda de naturaleza y tradición.
Uno de los momentos más significativos de esta última jornada fue el módulo dedicado a las plantas medicinales. En un ejercicio de aprender haciendo, los participantes compartieron conocimientos ancestrales sobre especies locales y sus usos, reforzando el valor del intercambio intergeneracional.
Reconocimiento y resiliencia isleña
Lo aprendido culminará en un acto de certificación, donde quienes han hecho parte del proceso recibirán un reconocimiento formal por su esfuerzo y compromiso. Más allá del diploma, lo que queda es un renovado sentido de pertenencia al campo y a la tierra.
Sergio Rojas, de la Fundación Yunka Wasi, resumió la experiencia: “La resiliencia de los isleños frente a la escasez de agua y la pérdida de tierras cultivables demuestra una resistencia cultural admirable. Vivir en una isla exige estar atentos siempre”.
Este proceso reafirma que el futuro del agro insular se construye con conocimiento, comunidad y amor por la tierra.