Un tiempo de balances y nuevas metas
La isla atraviesa un momento clave para el campo: mientras se rinde homenaje a la mujer rural y se reactivan espacios de comercialización como el Farmer Market en Natania, la agenda agrícola se enfoca en asegurar relevo generacional y preservar los saberes de la tierra. Estas prioridades, impulsadas por la Secretaría de Agricultura y Pesca, buscan que la siembra vuelva a ser una opción de vida para niñas, niños y jóvenes del Archipiélago.
Soberanía alimentaria desde la escuela y el barrio
En esa ruta, se prepara la Feria Agroeducativa en el sector de Rock Hole, una vitrina donde huertas escolares y comunitarias —nacidas al amparo del componente de Soberanía Alimentaria— ofrecerán yuca, tomate, limón y otros productos cultivados de forma natural. La intención es doble: acercar alimentos locales a precios justos y motivar a las nuevas generaciones a enamorarse del cultivo.
El enfoque no se queda en producir: se quiere fortalecer habilidades de negocio para que las y los participantes aprendan a vender lo que cosechan, cerrando el ciclo “del surco a la mesa” con criterios de calidad, trazabilidad y sentido comunitario. Según la Secretaría, hoy se articulan cerca de 27 huertas que alimentarán la feria y la pedagogía asociada al programa.
Servicio social con botas pantaneras
Otro frente en construcción, de la mano de la Secretaría de Educación, es permitir que estudiantes de grados superiores cumplan su servicio social apoyando labores del campo. La propuesta, en etapa de definición documental, apunta a certificar horas y a reconocer el valor formativo de sembrar, cuidar, cosechar y comercializar alimentos en territorio.
El agro vuelve a la plaza
Para ampliar el alcance, la administración propone reactivar plazas, parques y sitios de alta afluencia como escenarios de encuentro entre campesinos y barrios. La idea: llevar al productor frente a frente con la comunidad, mejorar ingresos, visibilizar su trabajo y fortalecer el reconocimiento social del agro isleño.
Sembrar hoy para comer mañana
La hoja de ruta combina memoria y futuro: ferias que celebran la cosecha local, huertas que educan en soberanía alimentaria, jóvenes con servicio social agrícola y mercados a cielo abierto que devuelven al agro su lugar en la vida cotidiana. Si el Archipiélago logra mantener ese pulso —formar, producir, vender y contar sus historias—, el campo seguirá siendo una respuesta sostenible para la seguridad alimentaria y la identidad isleña.



