Operativos recientes y llamado a la calma
Entidades ambientales del Archipiélago —entre ellas el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) y Coralina— adelantan jornadas de recolección del caracol gigante africano (Achatina fulica), especie invasora detectada nuevamente en sectores como Barkers Hill. Las acciones buscan contener su avance por riesgos asociados a la seguridad alimentaria y a la salud pública. Las autoridades piden no entrar en pánico y seguir un protocolo básico de manejo ciudadano para evitar contagios y nuevas dispersiones, pues el contacto inadecuado puede estar asociado a cuadros de meningitis por parásitos que porta el molusco.
¿Qué hacer si encuentras ejemplares?
La recomendación es no tocarlos con las manos desnudas. Para cualquier captura, usar guantes o una bolsa plástica, colocar los ejemplares en sal o cal —lo que los deshidrata— y contactar a Coralina para la disposición final. No deben desecharse en la basura ni enterrarse, porque podrían seguir propagándose. La incineración, coordinada con las autoridades locales, es el mecanismo de eliminación definitivo indicado por los técnicos.
Impacto en cultivos y por qué urge controlarlo
El caracol gigante africano es polífago: consume una amplia variedad de plantas y residuos, afectando huertas familiares y predios de agricultura a pequeña escala. De acuerdo con el equipo operativo del ICA, su llegada a zonas productivas implica pérdidas y un golpe directo a la seguridad alimentaria local, por lo que el control temprano en focos puntuales es clave para evitar su expansión al resto del departamento.
Acciones en marcha y cómo apoyar
Los operativos de búsqueda y recolección se concentran en los puntos reportados por la comunidad; allí, cuadrillas mixtas verifican presencia, retiran ejemplares y orientan a residentes sobre identificación y manejo seguro. La colaboración ciudadana —a través del reporte de avistamientos y la aplicación del protocolo doméstico— es fundamental para mantener a raya esta plaga. El mensaje oficial resume la estrategia en tres pasos: prevención del contacto directo, control inicial con sal o cal y canalización con las instituciones para su disposición final.
Línea de cuidado para barrios y colegios
Como refuerzo, se promueve la educación ambiental en barrios y centros educativos para diferenciar el caracol invasor de especies nativas y comprender sus riesgos. La meta es sostener una vigilancia comunitaria activa durante todo el año —especialmente en temporadas lluviosas—, cuando la humedad favorece su proliferación.



