Enfoque en costas, cayos y praderas marinas
Autoridades departamentales y aliados comunitarios intensifican durante noviembre las labores de limpieza de playas, mantenimiento de boyas y manejo de residuos en cayos y zonas costeras clave como Haynes Cay, Rose Cay y White Watta. Las jornadas priorizan la separación en la fuente, el retiro de plásticos y la disposición adecuada de residuos no aprovechables, con el fin de disminuir la presión sobre la Reserva de Biosfera Seaflower y conservar hábitats sensibles para tortugas, aves y peces arrecifales. Paralelamente, se adelantan acciones de pedagogía con prestadores turísticos para ordenar flujos de visitantes, evitar el pisoteo de pastos marinos y promover protocolos de “turismo limpio”.
Restauración ecológica y prevención del riesgo
De la mano de entidades ambientales y organizaciones locales, avanzan intervenciones de restauración de manglar, control de erosión y monitoreo de praderas de pastos marinos, consideradas la “primera barrera” contra oleaje y mareas de tormenta. Estas acciones se articulan con la temporada de huracanes: limpieza preventiva de canales, retiro de residuos en bocanas, y verificación de anclajes y demarcaciones para proteger corales y navegantes. El objetivo es doble: ganar resiliencia costera y reducir la vulnerabilidad de barrios y vías circunvalares ante eventos extremos, al tiempo que se salvaguarda el capital natural que sostiene la actividad turística.
Corresponsabilidad: sector turístico y comunidad
La estrategia insiste en la corresponsabilidad. Hoteles, operadores náuticos y guías reciben lineamientos para minimizar la generación de residuos, optimizar rutas de recolección y reportar hallazgos de fauna afectada o puntos críticos de basura marina. A su vez, comunidades de sectores como San Luis, La Loma y el Centro se integran a brigadas barriales, ferias de educación ambiental y campañas de reducción de plásticos de un solo uso. El llamado es claro: cada visitante y cada residente puede ser “guardaparque” por un día si respeta las reglas, usa adecuadamente los puntos de acopio y evita llevarse “recuerdos” de la naturaleza.
Lo que viene
En las próximas semanas se mantendrán los operativos de control, las siembras de especies nativas en litorales degradados y el acompañamiento técnico a prestadores para consolidar un modelo de turismo responsable. San Andrés apuesta por una ecuación sencilla y exigente: más orden y educación ambiental, menos presión sobre los ecosistemas; más disfrute y oportunidades, mejor futuro para la isla. La meta es que cada temporada alta deje, además de buenos indicadores, una huella positiva medible en limpieza, biodiversidad y bienestar comunitario.



