Investigadores de la Universidad de Stanford (EE. UU.) Han desarrollado una herramienta de computadora que es capaz de crear rápidamente un modelo de sistemas de vasos sanguíneos complejos similares a los del cuerpo humano, que luego puede traducirse en instrucciones para una impresora 3D.
Esta nueva tecnología, cuyos detalles se explicaron en un artículo científico publicado en la revista Science Science, podría significar un gran progreso en la bioempresia 3D (imprimir células vivas) para crear y trasplantar órganos y tejidos. Actualmente, una de las principales restricciones es replicar la intrincada red de capilares, venas y arteria. Y es que en los tejidos metabólicos exigentes como el corazón pueden ser más de 2500 capilares por milímetro cúbico.
Según Alison Marsden, profesora de pediatría y biojennings en Stanford y Ko -Autor del estudio, este nuevo algoritmo, accesible para cualquier persona a través del proyecto de código abierto simvascular, puede crear un vascular “aproximadamente 200 veces más rápido” que los métodos anteriores y el uso para el diseño de formas complejas, como los oranjes humanos.
Además, además de “imitar fielmente la arquitectura de los vasos sanguíneos de los órganos STEM”, este ‘software’ incluye simulaciones para garantizar que el modelo propague sangre, explica la Universidad Americana.
Corazón impreso 3D: paso más cercano
En cinco horas, el equipo creó un árbol vascular del corazón humano, una tarea que duraría “meses” con algoritmos anteriores, afirma Marsden. Y aunque las impresoras 3D “aún no están en la altura de la impresión de redes gruesas y proporciones tan finas”, pudieron diseñar e imprimir un modelo con 500 ramas. También construyeron una red de 25 buques con un bioicpresor 3D y lograron mantener una gran cantidad de células en la red vascular.
Mostrando que estos recipientes pueden diseñarse, imprimir y mantener el “paso clave” de las celdas vivas en el proceso de hacer e imprimir un corazón completo y funcional, dijo Mark Skylar-Scott, coautor de estudio.
En este sentido, Dominic Rutsche, quien también participó en el proyecto, cree que este es un progreso importante hacia la “generación de redes vasculares realmente complejas”, aunque “aún no son completamente buques fisiológicos”. Solo, Skylar-Scott y sus colegas ahora están trabajando para convertir el diseño en vasos sanguíneos realmente funcionales.
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