Niños, fogones y tradición: el sabor que construye paz
Rundown con memoria y certificado con orgullo
¡Oye mi llave! Aquí no solo se cocina con coco y ají, ¡también se cocina con historia y con alma! Y si no, que lo digan los pelaítos que participaron en el programa ‘Cocinas para la Paz’, una iniciativa que se fue directo al corazón… y al fogón.
Después de varios encuentros cargados de saberes ancestrales, el proyecto —liderado con cuchara firme por el chef raizal Francisco Escalona— cerró con un taller de cocina en vivo donde los niños prepararon su propio ‘rundown’. Sí señor, ese plato que huele a mar, a casa de la abuela y a domingo familiar con viento de brisa buena.
No fue solo cocina, fue identidad
La cosa no se quedó solo en revolver olla. Cada cuchareo fue una clase de historia, cada especia fue un recordatorio de que nuestra cultura se defiende con cucharón en mano. El chef Escalona lo dijo clarito: “Aquí no se trata de saber hacer un arroz de coco, se trata de entender por qué ese arroz es parte de quiénes somos”.
Y en la clausura, los certificados de participación no fueron un papel cualquiera. Eran prueba de que estos muchachos no solo aprendieron a cocinar, sino a valorar su herencia. Porque en cada receta está grabada la memoria del Archipiélago.
Cocina con causa, paz con sabor
‘Cocinas para la Paz’ no fue invento de un día. Esta iniciativa nació de la alianza entre el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes, la FAO en Colombia, y la Secretaría de Cultura del Departamento, como parte de la política nacional que protege las cocinas tradicionales.
El objetivo: salvaguardar las recetas que construyen comunidad. Y en San Andrés, ¡lo lograron con creces! Porque cuando un niño aprende a cocinar el rundown de su abuela, no solo aprende a alimentarse… también a resistir, a querer su tierra y a soñar con un futuro en paz